Comprar RELACIONES

Comprar RELACIONES

sábado, 26 de noviembre de 2016

El paratexto de parabienes

Presentación de Katsicas de Pedro B. Rey (Ilustrado por Eduardo Stupía), en Caburé Libros, Buenos Aires, 25 de noviembre de 2016

Esta parte, o capítulo, del libro único [1] del que forma parte Katsikas[2], tiene la particularidad de sorprendernos desde la misma tapa: KATSIKAS, leemos, PEDRO B. REY, leemos, miramos la ilustración de la tapa –una especie de rostro fragmentado, bocetado, hecho con retazos de otras ilustraciones–, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos, DIBUJOS: EDUARDO STUPÍA, leemos de nuevo.

¿Dibujos?, se preguntará el lector desprevenido. Sí señor, dibujos. ¿Posta? Posta.



Y el primero que encontramos, tinta sobre papel 13 x 19,5 cm, nos hace recordar aquella serie animada de finales de los 60, por aquí conocida como Meteoro (Mach Go Go Go en el original) ya que la ilustración se parece bastante a Racer X (el enigmático Corredor Enmascarado) lo que nos lleva a seguir recorriendo las páginas con rapidez y avidez, para ver los otros dibujos, experiencia que habíamos celebrado con Escolástica Peronista Ilustrada[3], de Carlos Godoy, ilustrada por Daniel Santoro. Y si bien estas ilustraciones no están en línea con la intención de sacarnos de las tinieblas con las luces de la razón, aportan un encanto adicional a este libro que nos sorprende por su factura.










Luego, nos encontramos con decoraciones que remiten, recuerdan al viejo filete porteño, que adornaba primero carros de tiro, y luego colectivos, como así también vidrieras y hasta cuadros en bares y pizzerías con sus clásicas frases chistosas, a veces; filosóficas, otras.


¿Filetes?, dirá el lector desprevenido. Filetes, sí.  ¿Lo mejor que hizo mi vieja es el pibe que dibuja? Bueno, tanto no. ¿Entonces para qué?

La solapa, casi como cualquier otra, nos da una reseña biográfica del pibe que escribe, es decir Pedro B. Rey, que es como Juan B. Justo. ¿Qué tiene que ver? Y claro que tiene que ver, B. tiene, ¿no lo ve? ¡Uy dio! Pero no se apure, porque así como tiene una solapa tiene una contrasolapa, donde se nos da una breve referencia a Eduardo Stupía, el ilustrador. Pero eso está bien, dirá el lector desprevenido, Escolástica etcétera  hace lo mismo, reseña las vidas de autor textual y autor ilustral, si me permite decirlo así. Sí, pero están las dos reseñas juntas, acá no, está una en una, la otra en la otra. Y, pero es lógico. Pero no tan común, además que hay una simetría acentual con el nombre del libro: uno tendería a decir Katsícas, grave, pero es esdrújula; y diría Stúpia, esdrújula, pero es grave. ¿No será mucho? Bueno, sigamos.

De inmediato nos encontramos con un EX LIBRIS donde ¿Y ahora qué es? ¿Qué? Que antes era libris, pero no dice qué es ahora. ¿Podrá dejar de interrumpir, lector desprevenido? Bueno, bueno, no se ponga así. ¿Y cómo quiere que me ponga? Póngase a escribir, mejor. Bue, como decía, nos trae un EX LIBRIS donde está representada con más claridad la figura del barquero Caronte, que conduce a las almas por el río Leteo, y que es el icono de este nuevo sello editorial, que se presentó en conjunto con su primer libro. Es Aqueronte. ¿Insiste en interrumpir? El río es el Aqueronte, y Caronte conducía a las almas de una orilla a la otra a cambio de una moneda. Oiga, acá no venimos a hacer orografía del Hades, ¿sabe? Sí, pero me está confundiendo.

Para ir terminando, entonces ¿cómo terminando? Sí, vamos a terminar esta nota. Pero, ¿no va a hablar del libro? Es lo que hago desde el principio, hablo del libro. Sí, sí, ya sé, digo, ¿no va hablar de los cuentos? No. ¿Me está cachando? No. ¿Posta? Posta. Bueno, vea, creo que tengo que hacer, lo voy dejando, ¿eh?

Decía, para ir terminando, que el libro está dedicado a Les Luthiers, al famoso sketch “El sendero de Warren Sánchez” [4]¡Oiga, esto es demasiado! ¿No tenía que hacer, usted? Bien dice, tenía, pero usté es capaz de decir las aberraciones más aberrantes. ¿Quién dijo Averroes? Yo no dije que usted dijo Averroes, dije aberrante. Sí, aberrante es usté, lector desprevenido, que no me deja en paz. Ojalá beba usté de las aguas del Leteo, y olvide todo esto, que es verdaderamente horripilante, adiós. Sí, a dios gracias que se va.
Jorge Consiglio

Pedro B. Rey

Bueno, entonces ahora sí, vamos a finalizar con palabras de Jorge Consiglio[5], que en la contratapa de Katsikas nos dice acerca de los cuentos –que bien podrían ser una pequeña novela desmembrada– que “la trama, encrespada pero diáfana, se cifra en una ecuación luminosa de detalles”. Detalles que, si sumamos la calurosa presentación hecha en Caburé Libros, nos invitan a sentarnos a leer Katsikas, que empieza con un cuento que se parece mucho en su principio de construcción a “Nota al pie”, de Rodolfo Walsh ¡Oiga! ¿No era que no iba a hablar de los cuentos?




Fernando Berton
Noviembre, MMXVI


[1] Christian Kupchik, al presentar el libro, dijo que esta nueva editorial se inscribe en el libro único que escriben las editoriales independientes que florecen en Argentina, y que están llamadas a “dejar un mundo mejor” a nuestros hijos.
[2] Katsikas; Rey, Pedro B.; Leteo; Buenos Aires; MMXVI
[3] Escolástica Peronista Ilustrada; Godoy, Carlos; Interzona; Buenos Aires; MMXIII
[4] https://youtu.be/vjh3uMYvzQQ
[5] Jorge Consiglio Editor en Leto, junto a Christian Kupchik, al presentar Katsikas nos dijo que una de las patas en las que se apoya Leteo es publicar “textos que amamos y que sean bellísimos”. Para eso, todo lo paratextual que rescatamos en esta reseña, porque pensamos que la forma no es más que el contenido, pero que una lleva a la otra. 

Noviembre, 2016

Foto: Página 12
Aunque el tango "Sus ojos se cerraron" se refiere a otra cosa, no puedo dejar de pensar en aquél verso que dice "por qué esta mueca siniestra de la suerte".
Mientras los jacarandás despliegan su color con toda intensidad, nos enteramos de la muerte de Fidel Castro, comandante de la Revolución que sacó a Cuba del oprobio de ser el prostíbulo oficial del imperio. Imperio que reemplaza a su primer presidente negro con un primer presidente que no ocupó ningún cargo político y sí ocupó las primeras planas de los diarios por sus excentricidades xenófobas, machistas, beligerantes.
Se va Fidel, uno de los más importantes iconos de un intento de una América Latina Unida. Que tuvo sus errores, ciertamente, pero fue una lucha por llevar la educación, la salud, la dignidad hasta el último de los habitantes.
Ese debiera ser el objetivo de todo gobierno, de todos nosotros como sociedad. Esa es la enseñanza que nos deja esta Revolución que, a los tumbos, todavía resiste.

Fernando Berton
Noviembre, 2016

domingo, 20 de noviembre de 2016

yo tengo una responsabilidad

Las leyes de la Unión Europea exigeoon que le brindes información sobre las cookies utilizadas en tu blog a los visitantes de la UE. En muchos casos, también exigen que obtengas consentimiento. 

Como cortesía, agregamos un aviso a tu blog para explicar el uso de Google de determinadas cookies de Blogger y Google, incluido el uso de cookies de Google Analytics y AdSense. 

Tú tienes la responsabilidad de confirmar que este aviso realmente funcione para tu blog y que se muestre. Si usas otras cookies, por ejemplo, si agregaste elementos externos, es posible que este aviso no funcione en tu caso. Obtén más información sobre este aviso y tus responsabilidades.
Ignorar esta notificación
Se modificó tu configuración de HTTPS. Ahora, todos los visitantes pueden ver tu blog mediante una conexión encriptada si visitan https://cosasquepasan-feber.blogspot.com. Los vínculos y marcadores existentes a tu blog seguirán funcionando. Obtén más información.

Yo la verdad no sé de qué me están hablando. Hace un tiempo decidí hacer un blog, que es una opción que me da Google

Ahora, resulta que alguien compra galletitas y entonces yo tengo una responsabilidad por eso.

La verdad es que me hinchan la pelotas.

Yo lo único que hago es escribir boludeces, la tecnología la maneja Google. Pero por alguna razón, LA RESPONSABILIDAD ES MÍA.

Ok.

fuck yourselves.

salud!

Hoy me levanté y no pude creer lo que ví

me levanté de costado hoy / después de una noche larga / como de trescientos kilómetros / y que terminó en un sol que se clavó en mi cara desde lo alto de las ocho de la mañana del mes de noviembre de dos mil dieciseís // y entonces me levanté porque ya no podía dormir / aunque hubiera sido una noche larga / y entonces bajé a desayunar el desayuno continental //

//

no pude dejar de preguntarme cuál o cómo sería un desayuno insular / y entonces salí a caminar luego del desayuno con la intención de quemar esas calorías adicionales //

//

la mañana se presentaba algo nublada / sin ese sol tremendo que logra calentar la columna atmosférica hasta puntos exorbitantes / y que la transpiración ocurra de manera profusa porque la humedad también es alta / no como en esos lugares semi desérticos en los que la transpiración apenas ocurre porque apenas emitida por las glándulas respectivas se evapora en el ambiente seco como la lengua de un loro / como el sahara / como atacama //

//

hoy es una tarde cualquiera de un año específico / y me siento con ganas de mirar una película / o una serie / no estoy muy decidido / pero la televisión te ofrece una forma interruptus de ver / porque cada equis minutos te manda una publicidad de algún producto que hará tu vida / mi vida / las vidas de todos nosotros / mucho más fácil / mucho más feliz / por el solo hecho de consumir algunos de los productos que ahí nos dicen que tenemos que consumir / pero la verdad es que me hincha un poco las pelotas tener que estar a cada rato pensando qué voy a comprar para ser feliz / cuando yo pensaba que iba a ser feliz / apenas un poco / mientras miraba la película o la serie que quería mirar / hasta que un aviso de jabón en polvo me vino a hacer notar que he sido un pelotudo todos estos años en los que compré el jabón en polvo A con rojos disueltos cuando la verdad de la milanesa / o de la limpieza / estaba en el jabón B que tiene enzimas mágicas que atacan a las manchas sin alterar los quijotes //

//

entonces me fui a dormir / luego de descubrir mi grado supino de imbecilidad.

//

salud

// bertonmmxvifernoviemnandobre

//

domingo, 13 de noviembre de 2016

El espesor de las cosas

Leemos a Jorge Majfud, en "La pornografía política" (Página 12, Contratapa del 7 de noviembre de 2016)

Es decir, la Era de la Pos-verdad no es algo nuevo. Pero a lo largo del siglo XX la verdad debió ser ocultada al público para que fuese posible su manipulación. Lo que es nuevo es la voluntad de la población de ignorar los hechos una vez revelados, su complacencia y fidelidad con una mentira revelada. Ya no existe la excusa de que no hay acceso a la información, que los crímenes de las potencias civilizadas y civilizadoras permanecen ocultos. Los documentos originales donde los mismos actores reconocen sus crímenes (como Hernán Cortes los confesaba con orgullo en sus cartas) están al alcance de cualquiera. Pero no cualquiera está dispuesto a ir a las fuentes y a reconocer los hechos por encima de sus pasiones y frustraciones. A juzgar por los resultados, la mayoría.
 Este blog se ocupa, mayormente, de literatura. Y en tanto tal, podemos hablar de que el texto citado se refiere a lo que se llama "personaje plano", que viene a ser el personaje totalmente bueno o totalmente malo (el prototipo es el culebrón), es decir que no tienen matices.

Fedor Dostoievsky se encargó de crear personajes contradictorios, como Raskólnikov (el de Crimen y Castigo), que va evolucionando junto con la novela, y pasa por muchísimos grises, sin llegar a ser nunca blanco o negro.

Estos tiempos se caracterizan por un reduccionismo permanente, que quiere llevar todo al nivel SI /NO, como por ejemplo la salida de Gran Bretaña de la comunidad europea, o el tratado de paz con las FARC en Colombia.

En mi juventud había en casa un jardín en el que crecían margaritas, de pétalos blancos y otras de pétalos amarillos. Cuando uno tenía alguna pena de amor, se podía consolar quitando pétalo a pétalo y cada vez decía "me quiere mucho, poquito, nada". Y según fuera lo que le tocaba al último pétalo, se suponía que ocurría con la persona amada.

No sé si esto tendrá vigencia hoy, pero creo que, de tenerla, se reduciría a "me quiere / no me quiere". No habría ni mucho ni poco, es decir, se han perdido los matices. Según esta lógica, el día se reduce a día / noche, y adiós mañana, media mañana, mediodía, primera hora de la tarde, tardecita, medianoche madrugada. Los esquimales, que tienen un sinnúmero de palabras para definir la nieve según su estado,  se verían en problemas para construir sus iglús.

Esto viene a querer decir que a veces las cosas tienen más de dos dimensiones. Y hasta más de tres. En estos tiempos del bello oxímoron de la realidad virtual, parece absurdo querer reducir todo a SÍ / NO, BLANCO / NEGRO.

Y puesto así, y volviendo a la niñez, vale recordar el juego en las tiendas de París, donde no se podía decir ni sí ni no ni blanco ni negro. Juego que, seguramente, sería descartado en algún plebiscito.

¿Será por eso que no vemos margaritas en los jardines?


fernando berton
noviembre, mmxvi



sábado, 5 de noviembre de 2016

En auto hacia el destino

Consiglio, Jorge; Villa del Parque; Eterna Cadencia; 2016
Presentación de Villa del Parque, de Jorge Consiglio
Eterna Cadencia – 3 de noviembre de 2016

A Villa del Parque se llega en auto. Y se entra en Diagonal. En Diagonal Sur, más precisamente. Que, como bien dijo Christian Kupchik en la presentación, en realidad es Diagonal Norte. ¡Pero!, ¿en qué quedamos? No nos apresuremos: vamo a calmarno.
Diagonal Sur puede dialogar con un montón de otros textos. Por ejemplo con “Las hermanas”, de Clara Obligado[1]: es que Czibor Zakowicz (o su nieto Anatol) comparten puerto y también historia con el Jan Siedlecki de Clara, que llega a Buenos Aires en el tiempo de los conventillos, y hace una carrera como panadero, así como Czibor y su nieto lo hacen en la carpintería.
Kupchik nos dice que Consiglio, a quien no le gusta viajar, es un gran cartógrafo, que reconstruye Marrakech sin haber estado nunca allí. Que nos habla de la Diagonal Sur pero describe la vista de la Diagonal Norte. Que pone la mirada extrañada de unos inmigrantes polacos (como Obligado), pero también alemanes y coreanos. En efecto, el final de “Diagonal Sur” es una batalla entre una Suran (de origen alemán) y un Kia (de origen coreano). Esta batalla se resolverá a favor de uno de los dos, el lector desprevenido decidirá cuál.
Pero antes, un instante antes de esta batalla, nos queda espacio para otro diálogo: dice Consiglio:

Es por eso, justamente, que cuando cruzan Rivadavia y una mala maniobra –un cruce, una distracción, una torpeza– los pone en riesgo, la sorpresa les hiela la sangre. (Pág. 14)

Que podemos pensar que habla por teléfono con lo siguiente:

En Rivadavia un automóvil quiso detenerlo, pero una maniobra enérgica lo dejó atrás, junto con un ciclista cómplice.[2]

Los automóviles, en este caso, son el punto de fuga de la historia diagonal. No sabemos si sur o norte, la verdad, pero nos vienen a la mente esas películas de carreras de coches en las que el joven piloto que amenaza al campeón es atacado vilmente por éste, pero de todos modos triunfa. ¿Será este el caso en “Diagonal Sur”?

“Viajar, viajar” nos cuenta la historia de Canedo, que llega en micro a la casa de la infancia. ¿Puede un micro ser una máquina del tiempo?, se pregunta el lector desprevenido. Sí señor, cómo no, respondemos. Canedo llega a una casa que fue construida en el 22. ¿Mil nueve? ¿Mil ocho? Chi-lo-sa. Pero tampoco importa demasiado. El tema es que hace su viaje en el tiempo; viaja al pasado para asegurarse el futuro: quiere arreglar esa casa vieja para venderla, y así poder seguir invirtiendo en la última tecnología. (Canedo es un conspicuo comprador de celulares, tabletas, seguramente ultrabooks). Pues bien, para lograr su objetivo, va a una reunión pueblerina con el viejo, que lo conoce desde chico, y había sido gran amigo del padre de Canito (como le dice el viejo). Que lo llevará al encuentro de unos posibles compradores en una chata[3], primero asfalto, después mejorado, después tierra. El viaje al pasado está perfectamente contado en tres palabras.
Pero luego hay que volver, y el viejo está desaparecido. De modo que Canedo vuelve con los Irungaray, que son los posibles compradores de su casa. Vuelven en un Ford. No sabemos si viejo o nuevo, pero asumimos más moderno que la chata del viejo, básicamente porque ese auto generará un “quiebre de lo sucesivo. A partir de ahora, se empieza a contar otra vez de cero.” (Pág. 44).
Y otra vez la batalla. Aquí, previa a lo que va a resultar el desenlace de la historia, pero nuevamente los personajes viajan en auto hacia sus destinos.

Para terminar esta reseña, de manera arbitraria, claro, iremos al cuento “El que corre”. Aquí, el que anda en auto es un personaje secundario: Max Edelmann, austríaco, para más datos, y que estuvo en Vietnam. ¿De la guerra de Vietnam? ¿De un viaje turístico a Vietnam? No lo sabremos. Otra de las tantas intrigas que nos deja este libro. Pero sí sabemos que, en este caso, el auto es un vehículo a la felicidad. Vamos a hacer un cambio de estrategia, y dejaremos que el narrador se explique por sí mismo:

Edelmann anda por estos caminos con un Renault 4 que compró hace poco. Es un auto poco confiable, un cascajo. Es común ver al austríaco con la ventanilla abierta escupiendo carozos de aceituna. Es su estrategia de bienestar. Anda de un lado para otro con una sonrisa de oreja a oreja, como si la vida fuera una fiesta. Lo hace los domingos a la tardecita, por ejemplo. Todos están aplastados por el tedio y Edelmann se rescata con el auto. En esos momentos, en su cara alargada hay algo de sabiduría: entiende cabalmente –y esto responde a una conducta natural, no al resultado de un proceso de aprhenesión– que la actitud correcta es  moverse y dar pelea, aunque sin perder el sentido del disfrute”. (Págs. 87-88)

Hay más vehículos en Villa del Parque, como bicicletas, caballos, motos. Todos ellos, conducen a los personajes a sus destinos, de un modo u otro, a la vez que son portadores de un tinte de época: el automóvil como representante del corcel brioso de los caballeros que salen en defensa de sus damas (en “Diagonal Sur”), o llevan y traen al personaje de su pasado a su futuro algo incierto (en “Viajar, viajar”) o son testigos mudos de la felicidad posible que brinda un auto destartalado a un personaje secundario que sabe que la clave está en moverse (el austríaco de “El que corre”)

En suma, Jorge Consiglio nos lleva a pasear en auto, aunque a él no le guste viajar, y por esas ventanillas nos hace ver las vidas de unos personajes que viajan, a su vez, frente a nuestros ojos viajeros. Una cantidad de miradas fragmentadas en las vidas de estos Canedos, Zakowicz o Edelmanns (el protagonista, a diferencia del personaje secundario, no tiene ni nombre ni viaja en auto, solamente corre) que nos genera un vértigo y una tendencia irresistible a pensar una y otra vez en el rol del automóvil en los siglos xx y xxi: será un símbolo de la masculinidad en su peor sentido, y solamente se redime en el auto desvencijado, seguramente con la chapa picada, sin aire acondicionado, que logra eludir el indudable instinto suicida que sobreviene cada domingo a la tardecita.


Fernando Berton
Noviembre, MMXVI


[1] Obligado, Clara; El libro de los viajes equivocados; Páginas de Espuma; 2012
[2] Onetti, Juan Carlos; “Av de Mayo – Diagonal – Av de Mayo”; Cuentos completos; Alfaguara; 2009; Pág. 27.
[3] Que no tiene mayor definición. Suponemos un modelo viejo, pero claro, bien puede ser una moderna 4x4, que también reciben el apelativo de “chata”.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Mañana nunca llega

y de pronto
la noche

S. Quasimodo

puede ocurrir, claro que sí, que te tome por sorpresa. y no habrá nada que hacer, salvo aceptar. las palabras dirán lo que puedan.
vanas excusas.
velos sutiles a las verdaderas intenciones.

todo es como una congoja,
como un destello de ilusión,
como un sentir que irrumpe la felicidad en medio de la mala suerte.

yo  ya no quiero despertarte,
ni amarte con toda mi piel.

vos sos vos
y yo soy yo.

somos irremediables
el uno para la otra
como la tarde para la mañana.

hay un bar en la esquina de lavalle
y una avenida con elle
que alude a los últimos momentos de una tarde
que contiene las últimas palabras que nos dijimos
y que estarán ahí todavía, merodeando, acaso sin sentido ya
pero están

i'm pretty sure

novemberbertonmmxvifernando

martes, 1 de noviembre de 2016

Todo el ganado perdido

Elogio de la pérdida y otras presentaciones
Ariel Idez - Interzona - 2016
Un gran recurso del ensayista -y del contador de cuentos- es decir, para introducir el tema, "cuando venía para acá se me ocurrió que....", o bien, "ya lo dijo antes -y mejor- tal o cual....". Y una tercera, no menos importante, es la ocupatio, -que no es un invasor de patios- que consiste en decir "yo no les voy a contar la historia de....", o bien "yo no soy quien para opinar sobre este tema, pero...." y después uno se despacha con cantidad de cosas sobre lo que no iba a decir o no tenía altura para opinar sobre.

En esta ocasión, intentaré un recurso híbrido. Porque el texto que da título al libro de Idez lo leí esta mañana, pero mentiría si dijera que venía para acá, pues iba a trabajar. Es decir, no venía, iba. Y sería una flagrante contradicción decir "cuando iba para acá".

Entonces, para ser franco, diré que "esta mañana, cuando iba en el colectivo", que se ajusta más a la realidad. Y tomé el colectivo en vez del tren por la lluvia. Aunque el colectivo tarda más, es decir, se pierde más tiempo así, porque terminé llegando tarde al trabajo. (1)

Bueno, resulta que leí el ensayo que da título al libro (¡ah! ¿ya lo dije?), y aquí el lector desprevenido dirá "pero, ¿es una presentación o un ensayo?"; a lo que se le puede responder que bien se puede hacer una presentación con un ensayo. ¿O no, Yoko?, diría Lennon.

Yendo al punto: Elogio de la pérdida es un libro que presenta libros inexistentes. O de existencia dudosa o improbable. Y es muy recomendable. El libro, claro, no vaya el lector desprevenido a creer que uno le recomienda ser dudoso. O improbable.

Y así como hay una presentación que alude a la alegoría de la caverna platónica (POEMAS ARGENTINOS, LESLIE HO) , y otra que es un meta cuento (PROPIEDAD HORIZONTAL / ACECHO, MARIANO LURO), nos econtramos con un ensayo genial (ELOGIO DE LA PÉRDIDA, MIGUEL SILEIRO) sobre el mundo consumista, machista y fálico que nos toca vivir.

Aquí el presentador nos cuenta cómo Sileiro va construyendo su teoría sobre el concepto de "perdida", que puede llegar a asociarse al inefable terror a la castración; mientras que una cultura como la Hopi (un matriarcado) entiende que en el dejar ir, se gana mucho más.

De esto deduce Sileiro que, si viviésemos en el seno de una sociedad matriarcal, la pérdida no tendría el acento dramático que le imprimimos actualmente, ya que la mujer sufre "pérdidas" regularmente y de hecho debe "perder" al hijo que lleva en su vientre para darlo al mundo (...) por tanto incorpora simbólicamente la pérdida como parte de un ciclo en el que esta se alterna con la ganancia complementariamente. (Pág. 48)

En suma, "Elogio de la pérdida" (el ensayo) es tan recomendable como Elogio de la pérdida (el libro), porque con una mirada fresca, un humor agudo no exento de crítica social -disfrazada de crítica literaria- nos lleva por el difícil camino de la imaginación, que en estos tiempos que corren no es nada poco.

(1) Ahora bien, cuando uno llega tarde al trabajo, el tiempo que se "pierde", ¿quién lo pierde? El empleador, sin duda, que está pagando por la presencia del empleado. Y que no cobrará el presentismo, claro, por una simple cuestión nominal.
Pero desde el punto de vista del empleado, que ha llegado tarde por tomar el colectivo, ha "ganado" tiempo de lectura, ha crecido en su capacidad de analizar la realidad que le toca vivir gracias a este excelente ensayo. Y esta nota esta aquí a propósito, para lograr -o pretender lograr- la tan ansiada relación contenido / forma, a la que alude el texto aludido.

Fernando Berton
Noviembre, MMXVI 

Entrada destacada

Inteligencia Artificial

¡Hola! Soy el robot, ¿cómo estás? ¿Cómo puedo ayudarte esta mañana? Tengo un sinnúmero de funciones entre las que se pueden contar ayuda fi...